Se busca un rey
Antonio Pérez García
Se busca un rey
En septiembre de 1868 estalló en España “La Gloriosa”. Con este término se denominó a la revolución que acabó con el gobierno del Partido Liberal Moderado y con la monarquía borbónica de Isabel II, a quien se obligó a marcharse al exilio.
Fue un movimiento insurreccional en el que participó una parte importante del ejército y la mayoría de las fuerzas políticas existentes en el momento (la Unión Liberal, el Partido Liberal Progresista, el Demócrata y el Republicano), excluidas de las instituciones como consecuencia del monopolio que de las mismas venía ejerciendo el moderantismo.
Una vez en el poder quienes habían protagonizado el movimiento revolucionario, se formó un Gobierno Provisional, que convocó elecciones a Cortes Constituyentes para construir un nuevo régimen político para el país. Entre otras decisiones, había que determinar la forma del futuro Estado: si sería una monarquía o una república.
La Constitución se aprobó en 1869 y en la misma se optó por la continuidad de la forma monárquica, ya que la mayoría de los diputados se identificaban con esta forma de Estado. España se convirtió en una monarquía, pero con un trono vacío.
El problema que se planteó como consecuencia de ello fue el de encontrar un rey.
El proceso de búsqueda duró más de un año. Se barajaron distintas candidaturas y el proceso de elección fue muy complejo. Influyeron en su resolución no solo factores propios de la política interna española, sino que, además, se hicieron presentes los intereses de las distintas potencias europeas del momento, preocupadas por cómo les pudiera afectar la decisión final.
Se trata pues, de un hecho histórico cuya comprensión conlleva tener en cuenta la confluencia de múltiples factores, así como los condicionantes que en un momento determinado intervienen en los procesos de toma de decisiones por parte de los protagonistas de la historia.