Entrevista a Luis Morera (II)
Luis Morera Felipe (Santa Cruz de La Palma, 10 de octubre de 1946) es un artista canario originario de la isla de La Palma, que se ha expresado principalmente a través de la música y la pintura. No obstante, su trayectoria también abarca áreas como la escultura y la dirección artística de espacios arquitectónicos. Cada una de estas disciplinas se encuentra íntimamente relacionada con la protesta y el activismo social. La defensa de la identidad cultural, así como, la protección del patrimonio histórico, artístico y natural de las islas son ejemplo de ello.
En su obra también adquiere especial relevancia la exaltación de la belleza natural y el amor a la vida. Vida, arte y naturaleza son en su actividad creativa elementos inseparables, encontrando su fuente de inspiración en las islas Canarias. En la actualidad ha sido nombrado Hijo adoptivo de Gran Canaria y Embajador de Buena Voluntad de la Reserva de la Biosfera de La Palma. Es el hermano pequeño de los seis hijos que tuvo el matrimonio de María Aristela Felipe y Manuel Álvaro Morera. Dos años después de su nacimiento, la familia instaló su residencia en el Sáhara español, donde el padre fue destinado como oficial militar de alto rango. Tres años más tarde la familia regresaría a su lugar de origen para quedarse, cuyo entorno marcaría definitivamente la carrera del artista, con una trayectoria profundamente ligada a sus orígenes. Ya de adolescente, Luis Morera ahondaba en los elementos que observaba de su alrededor, elementos que hoy en día podemos ver plasmados en su obra. De su abuelo y de su padre aprendió a comprender los movimientos y coherencias en los procesos naturales.
Su gusto por el arte y talento se manifestó desde muy temprana edad. Desde los 8 años tuvo la oportunidad de participar en los conciertos navideños de Santa Cruz de la Palma y cantar en el Teatro Chico. En el coro de la parroquia de El Salvador aprendió a tocar la guitarra. Fue en la casa de su hermano Manuel, donde todos se dedicaban a menudo a hacer música, cuando conoció el bolero. El y su hermano Manuel actuaron varias veces juntos en el Teatro Circo de Marte de Santa Cruz de la Palma. Tras ello, en su adolescencia, formó parte de “Los Crótalos” y “Nuevas Vibraciones” grupos en los que se tocaba música pop, rock y baladas. En ambas formaciones ocupó el papel de cantante solista.
Paralelamente a sus estudios en el instituto, ingresó con 15 años, gracias a una beca, en la “Escuela de Artes y Oficios de Santa Cruz de La Palma” para perfeccionarse en las disciplinas de pintura y escultura. Un año después le fue concedido el primer premio en un certamen juvenil en el que participó, organizado por el “Circulo de Bellas Artes de Santa Cruz de Tenerife”. El cuadro presentado fue la improvisación de un paisaje realizado sin pinceles, únicamente haciendo uso de sus manos como herramienta. A partir de esta primera experiencia comenzaría a participar en varias exposiciones colectivas.
Ya que la sociedad en aquel entonces aún era de estructura severa, la familia de Luis Morera no se alegró del deseo inicial de su hijo de estudiar arte, algo natural sobre todo si tenemos en cuenta que en ese entonces todavía se estaba luchando por su consideración como formación superior. A pesar de las dificultades logró financiarse parte de los estudios en la facultad de Bellas Artes en la Universidad de La Laguna, haciendo música con diversos grupos de rock. En 1965, el año que comenzaba sus estudios, obtuvo el primer premio en Festival de la Canción Moderna de Tazacorte. Cobijado en casa de su hermano mayor Álvaro, que vivía en Santa Cruz de Tenerife, fundó el grupo de rock “Los Atlantes” y más tarde actuó con “Los Tomcats” ante un público de turistas.
Después de sus estudios, volvió a La Palma, donde conoció a Miguel Pérez, quien sería hasta hoy su acompañante musical y amigo. Ambos viajaron cantando por Gran Canaria, Ibiza, Madrid y Barcelona un repertorio que abarcaba desde la música clásica hasta la de Jimmy Hendrix. Su característico estilo hippie, los llevó a ser realmente conocidos cuando les ofrecieron actuar en el programa de televisión canaria de folklore “Tenderete” y se les pidió cortarse la melena de aspecto afro que llevaban orgullosamente como símbolo de su libertad. El hecho de no dar su brazo a torcer y presentarse con su peinado revolucionario ante un público amante del folklore, más bien conservador, les lanzó de golpe a la fama. A través del éxito de su canción “La última folía”, Luis Morera, Miguel Pérez y Manolo Pérez, consiguieron la oportunidad de grabar un disco en Barcelona en 1973, apareciendo así “La contra”, con versiones clásicas de Néstor Álamo. Con ello, en 1974 se fundaría por fin el grupo musical Taburiente. En 1982 se casa con su mujer Silvia Orozco. De este matrimonio nacería Julia, su única hija.
Un acontecimiento clave que marcaría de forma definitiva la trayectoria del artista Luis Morera fue conocer a su amigo César Manrique. Coincidieron durante una actuación musical en un local que pertenecía a un centro cultural creado por César Manrique: “El Almacén César Manrique” en Arrecife, Lanzarote. Nada más terminar la primera canción, César Manrique subió al escenario a abrazar al cantante. Desde entonces existió entre los dos artistas una profunda amistad marcada por el intercambio de la afinidad artística. Ambos partieron de una simbiosis muy parecida en su comprensión del arte y la naturaleza, no obstante cada uno tomó su propio e inconfundible camino artístico. También los unió la continua lucha que mantuvieron contra la especulación de terrenos, y el esfuerzo por la conservación de la naturaleza. Esta idea cristalizó de forma conjunta en la lucha por la conservación del parque “La Quinta Verde” en Santa Cruz de La Palma. Fruto de esta relación y ante el desafortunado fallecimiento de César Manrique el 25 de septiembre de 1992, Luis Morera compuso la canción “César” como homenaje a su amigo artista, y en el libro “Homenaje de ida y vuelta” publicado por Pedro Lasso en noviembre del 2001, le dedicó la malagueña “Escrito en el fuego”.
El mérito del músico y poeta, así como del conjunto musical Taburiente, consiste en la adaptación del viejo patrimonio musical popular al espíritu imperante hoy día, para que de este modo lo tradicional pueda sobrevivir bajo una apariencia nueva. Su carrera musical se desarrolla dentro del emblemático conjunto y también en solitario.